El amor, Las letras, Las armas, El destino, La ciudad y la llanura.

Jorge Luis Borges fue, y tal vez del otro lado de la muerte es todavía, un individualista descreído del éxito, del fracaso y de toda forma de rebaño. Llámese escuela literaria o partido político. Sin embargo sentía, como Donne, como Hemingway, que las cosas que le ocurren a un hombre les ocurren a todos y que la poesía está en el comercio de la página con el lector, no en la serie de símbolos que resgistran las páginas de un libro.